La recta final de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30, comienza esta semana con la inconfundible sensación de que el tiempo se agota — y que la justicia, largamente exigida, debe finalmente ocupar un lugar central.

En las salas de negociación, el secretario de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, asegura que hay “una profunda conciencia de lo que está en juego, y de la necesidad de demostrar que la cooperación climática se mantiene firme en un mundo fracturado”.

Al dar comienzo las reuniones a su más alto nivel —el momento en que los políticos reemplazan a los técnicos en la mesa de negociaciones— Stiell instó a las delegaciones a abordar los temas más difíciles pronto, no a última hora. No hay tiempo que perder, subrayó, “con demoras tácticas o bloqueos”.

La presidenta de la Asamblea General de la ONU hizo eco de esa urgencia. A pesar de los “vientos en contra” y de los muchos “vaivenes” que han definido las negociaciones climáticas a lo largo de los años, insistió en que los negociadores “no tienen el lujo de estancarse cuando la gente cuenta con ellos”.

Annalena Baerbock recordó a los participantes que las energías renovables son imparables, las innovaciones se aceleran y “el dinero existe, aunque necesita ser redirigido”.

También señaló que los países en desarrollo pagaron aproximadamente 1,4 billones de dólares estadounidenses el año pasado en servicio de la deuda externa —recursos que podrían ser transformadores si se reorientaran hacia la mitigación climática, la energía limpia, la resiliencia y la adaptación.

De la negociación a la implementación

El vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, declaró que la COP30 debe marcar el comienzo de una nueva era —una en la que el mundo “deje de debatir metas y comience a cumplirlas”.

Este cambio significa pasar de la negociación a la implementación, desbloqueando nuevos mecanismos para acelerar la acción a escala global. Alckmin destacó el “Compromiso de Belém”, que propone cuadruplicar el uso de combustibles sostenibles para 2035. Hasta el momento, 25 naciones se han unido a la iniciativa.

Alckmin hizo un llamado a encontrar soluciones creativas en áreas estratégicas como la bioeconomía y la descarbonización, reafirmando el compromiso de Brasil con la “energía limpia, la innovación y la inclusión”.

Se prevé que las negociaciones se alarguen hasta la noche

Funcionarios brasileños informaron a los periodistas que se autorizó la negociación de dos paquetes de decisiones —uno que cubre los temas mandatados por el Acuerdo de París, y otro que aborda cuestiones adicionales.

Se le encargó a Brasil presentar el borrador para el primer paquete, que se espera sea aprobado a mediados de semana. El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, dijo que la agenda necesitará ajustes para permitir sesiones de negociación nocturnas.

Fuera de la sede oficial, los movimientos sociales globales se reunieron en la Cumbre de los Pueblos, celebrada del 12 al 16 de noviembre, amplificando la presión para obtener resultados concretos basados en la justicia climática.

Agência Brasil/Tânia Rêgo

El poder popular a las puertas

El evento paralelo generó análisis y propuestas, entregados el domingo a Corrêa do Lago. En declaraciones a Noticias ONU Maureen Santos —miembro del comité político de la Cumbre de los Pueblos— dijo que las demandas ayudarán a guiar el monitoreo y la incidencia a lo largo de las negociaciones de esta semana.

Santos explicó: “Creo que esta COP está sirviendo como un ejemplo de democracia no solo para las Naciones Unidas, sino también para el mundo. Y esto es lo que es el multilateralismo: cuando las partes realmente se comprometen más allá de los Estados, y se da una mayor visibilidad a quienes sufren los impactos de la crisis, y que también presentan las alternativas para enfrentarla”.

También enfatizó que los movimientos sociales están preocupados por cómo están evolucionando las discusiones sobre financiamiento climático, advirtiendo que podrían generar una ola de “deudas ecológicas”.

Otra demanda clave es ampliar el debate sobre la transición justa, asegurando que vaya más allá de las energías renovables e incluya temas como las opciones y condiciones de empleo, la soberanía alimentaria, los derechos territoriales y más.

300.000 comidas en la Cumbre de los Pueblos

La Cumbre de los Pueblos se convirtió en la más grande jamás realizada, con más de 25,000 participantes. El sábado, más de 70,000 personas se unieron a la marcha por la justicia climática —la mayor manifestación sobre este tema hasta la fecha, según Maureen.

Para entregar más de 300,000 comidas gratuitas, grupos como el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) aprovecharon su experiencia de la respuesta a las inundaciones de 2024 en Rio Grande do Sul, organizando una vasta “cocina de solidaridad”.

Rudi Rafael, quien ayudó a liderar la operación, dijo que la Cumple albergó 21 ollas de 500 litros cada una, con una línea de producción que preparaba cajas de comida en solo 26 segundos. El menú contó con productos agroecológicos y alimentos de agricultores familiares, incluidos ingredientes arraigados en la cocina amazónica —jambú, açaí, pirarucú.

El activista subrayó que el evento envió un mensaje de esperanza a todos los que continúan resistiendo en defensa de los territorios indígenas, las periferias urbanas y las tierras rurales.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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