Un nuevo informe documenta graves violaciones de derechos humanos contra afganos devueltos forzosamente al país desde 2023. Entre los afectados se encuentran mujeres, exfuncionarios del gobierno anterior, periodistas y activistas, quienes han sufrido tortura, detenciones arbitrarias y amenazas por parte de las autoridades de facto.

Solo este año casi dos millones de afganos han sido retornados a su país, la mayoría desde Pakistán e Irán y muchos de ellos forzosamente.

El informe, elaborado por la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA) y la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, se basa en entrevistas con 49 personas retornadas en 2024.

Desde la toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021, miles de afganos y afganas han huido del país en busca de protección frente a amenazas, persecución y restricciones extremas a sus derechos. Sin embargo, muchos de ellos han sido obligados a regresar a Afganistán en condiciones que, según las Naciones Unidas, violan principios fundamentales del derecho internacional.

No Safe Haven, documenta los riesgos y violaciones de derechos humanos que enfrentan personas retornadas involuntariamente desde países como Pakistán, Irán, Turquía, España y Alemania.

Testimonios de miedo, persecución y tortura

ACNUR/Oxygen Empire Media Production

Entre mayo y diciembre de 2024, la Oficina de Derechos Humanos de UNAMA realizó 49 entrevistas con personas que fueron obligadas a regresar. Entre ellas se encuentran mujeres, periodistas, exfuncionarios, defensores de derechos humanos, músicos y una persona no binaria. Sus testimonios revelan una realidad marcada por la inseguridad, la clandestinidad, la pobreza extrema y, en muchos casos, el maltrato físico.

Muchos entrevistados afirmaron que se han visto obligados a vivir escondidos desde su regreso a Afganistán debido a las amenazas -tanto reales como temidas- de las autoridades de facto. Esta repercute en todos los ámbitos de la vida; les impide regresar a sus zonas de origen, trabajar y, en algunos casos, salir de casa. Algunos entrevistados también afirmaron que tenían que cambiar de ubicación con regularidad para evitar ser detectados:

“Desde mi llegada de vuelta a Afganistán, cambié tres veces mi lugar de residencia, y aún así no duermo en casa por las noches. Después de salir de mi casa en [ubicación omitida] en noviembre de 2023, mis vecinos me llamaron para decirme que el GDI (agencia de inteligencia) aún sigue viniendo y preguntando por mí. Actualmente vivo oculto, así que no puedo tener ningún trabajo, lo cual afecta gravemente mi situación económica. Considerando mi condición económica y el temor a ser arrestado, estoy bajo una enorme presión psicológica que me ha generado depresión”.
– Entrevista 4, UNAMA

Otro testimonio corresponde a un exjuez que debió ocultarse:

“Estoy intentando mantenerme escondido porque sé que aquellos prisioneros que fueron detenidos por mis decisiones ahora son altos funcionarios del gobierno y siguen buscándome. Si me encuentran, estoy seguro de que me matarán porque ya me habían amenazado cuando trabajaba como juez”.
-Entrevista 43, UNAMA

Un músico, que regreso en noviembre de 2023, no ha podido ejercer su profesión por la oposición de los talibanes. 

“Mi vida en Pakistán era buena y manejable. Podía mantenerme a mí y a mi familia. Sin embargo, vivir en [provincia] ha sido todo un reto porque los talibanes no me permiten continuar con mi profesión de cantante… bajo el régimen talibán, el canto está completamente prohibido, y los artistas tienen prohibido asistir a reuniones o fiestas. Esto ha hecho que la vida en sea muy difícil para mí”. 
-Entrevista 30, UNAMA

Las personas con identidades de género diversas también enfrentan altos niveles de hostigamiento. UNAMA recoge el testimonio de una persona no binaria detenida y golpeada tras su regreso:

“Me llevaron al calabozo de la policía y me retuvieron allí durante tres noches. No me agredieron sexualmente ni me acosaron, pero el primer día me golpearon gravemente, incluso con la culata de un arma. Me preguntaron si era afgano, si tenía Tazkira [documento de identidad nacional afgano], y querían saber quién me apoyaba a mí y a las personas transgénero como yo. Tras tres noches en el calabozo, me pidieron firmar una carta de garantía y prometer que sería un ‘hombre’. Hicieron venir a mi madre para que firmara por mí. Prometí que me dejaría la barba, no usaría maquillaje, etc. Antes de liberarme intentaron golpearme de nuevo. Intenté cubrirme la cara con el brazo y me lastimaron la muñeca con un objeto cortante. Sangré mucho”.
-Entrevista 24, UNAMA

Muchos han relatado casos de tortura. Un exfuncionario que fue arrestado dos meses después de su regreso describió así su experiencia:

“Fue detenido cuando iba al mercado y mantenido en una casa durante dos noches donde fue gravemente torturado, incluidos golpes con palos, cables y madera, simulación de ahogamiento, le cortaron el cabello y fue sometido a una ejecución simulada. Su pierna quedó rota como resultado”.
-Entrevista 9, UNAMA

Mujeres extremadamente vulnerables

Las mujeres retornadas, en particular, enfrentan enormes restricciones ya que no pueden trabajar ni desplazarse sin acompañantes. Una joven mujer relató:

“Después de regresar, volví a la casa de mi tío y vivo con ellos. No tengo ningún ingreso propio y mis hermanos me dan dinero para gastos, lo cual es muy molesto para mí”.
– Entrevista 10, UNAMA

Otra mujer, sin acompañante masculino (mahram), explicó su situación:

“Vivo con el amigo de mi tío. Mi tío desde Kabul les envía entre 3000 y 4000 afganis para mis gastos. Pero nunca veo el dinero. Estoy completamente escondida, sin ningún apoyo, sin ninguna asistencia… No puedo viajar a ningún lugar. No tengo mahram. Este es el mayor dilema y desafío para mí: que mi hermana y yo estamos sin ningún acompañante masculino. Así que no podemos movernos”.
-Entrevista 2, UNAMA

Una periodista, también retornada involuntariamente, describió su situación como una forma de encarcelamiento:

“Estoy muy preocupada por mi seguridad personal y siento una enorme frustración por la situación actual impuesta por las autoridades contra las mujeres en [mi provincia]. Puedo decir inequívocamente que estoy efectivamente bajo arresto domiciliario. No hay oportunidades de empleo, ni libertad de movimiento, ni acceso a la educación, ya sea para aprender o enseñar, para mujeres y niñas”.
-Entrevista 28, UNAMA

Llamado urgente

© UNHCR/Oxygen Empire Media Production

A pesar de las múltiples alertas internacionales, las deportaciones forzadas continúan. Solo este año casi dos millones de afganos han sido retornados a su país, la mayoría desde Pakistán e Irán y muchos forzosamente. Muchos de ellos no han pasado por evaluaciones de riesgo. 

La Oficina de Derechos Humanos advierte que estas devoluciones violan el principio de no devolución (non-refoulement), según el cual ningún Estado puede obligar a una persona a regresar a un país donde enfrente riesgos reales de tortura, persecución o tratos inhumanos.

El informe hace un llamado a todos los Estados a suspender los retornos forzados a Afganistán y garantizar mecanismos de protección internacional para las personas en riesgo. La situación humanitaria y de derechos humanos en el país, afirma el informe, no ofrece condiciones mínimas de seguridad para las personas retornadas.

Posturas de los gobiernos

El informe también incluye comentarios de los gobiernos de Pakistán, Irán y de las autoridades de facto en Afganistán. 

Pakistán defendió su política de repatriación alegando que se centra en personas que residen ilegalmente en el país y negó que se hayan producido violaciones sistemáticas de derechos humanos durante el proceso. 

Irán, por su parte, reiteró que respeta los principios de derechos humanos y señaló que ha brindado asistencia humanitaria a los retornados. 

Las autoridades de facto afganas rechazaron las acusaciones de tortura y detenciones arbitrarias, sosteniendo que se respeta la amnistía general y que cualquier abuso cometido es sancionado.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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