En Somalia, donde seis de cada diez partos tienen lugar sin asistencia médica, dar a luz es a menudo una cuestión de supervivencia.

Para mujeres como Farhiya, de 38 años, de la zona rural de Beletweyne, las consecuencias pueden ser devastadoras. En su caso fue una dolorosa fístula obstétrica, un orificio en el canal del parto que la dejó incontinente, aislada y separada de su comunidad.

«Estaba estresada, constantemente preocupada y aislada de mi comunidad. Vivía en mi casa como si tuviera algún tipo de enfermedad contagiosa», dijo.

En Somalia, seis de cada diez partos se producen sin la presencia de un médico, lo que a menudo provoca complicaciones en el parto, como la fístula obstétrica.

Esta afección afecta a millones de mujeres en todo el mundo, siendo las de la región árabe —especialmente en Yemen, Sudán y Somalia— las más afectadas, según el Fondo de Población, la agencia de las Naciones Unidas para la salud sexual y reproductiva (UNFPA).

Esto se debe en gran medida al acceso limitado a los servicios básicos y esenciales de salud materna.

«Se estima que 171 000 mujeres embarazadas tienen dificultades para acceder a la atención sanitaria materna que les salvaría la vida», informó el Fondo de Población.

Además, la actual crisis humanitaria en Somalia está empeorando la situación.

La desnutrición entre las mujeres embarazadas y lactantes ha alcanzado niveles críticos, lo que aumenta aún más el riesgo de complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, como el parto prematuro y el bajo peso al nacer de los bebés, según la agencia de la ONU.

El camino hacia la curación

Aunque la recuperación es un camino largo y arduo, también ha estado marcado por el apoyo y la compasión de amigos y comunidades.

En el caso de Farhiya, un vecino recaudó fondos para que pudiera viajar a Mogadiscio para recibir tratamiento. Desgraciadamente, el coste de la operación, 800 dólares, seguía estando fuera de su alcance.

La esperanza surgió cuando otra mujer le habló de una campaña contra la fístula —una importante iniciativa comunitaria que incluía operaciones gratuitas de reparación de fístulas— en el Hospital Dayniile.

Con el apoyo del Ministerio Federal de Salud, Physicians Across Continents y el UNFPA, y la financiación de KSrelief, el Centro de Ayuda Humanitaria y Socorro del Rey Salman, Farhiya volvió a encontrar fuerzas en su comunidad.
Este apoyo colectivo le permitió viajar a Mogadiscio, donde finalmente se sometió a una cirugía reparadora que le cambió la vida.

«La mayoría de las pacientes que acuden a nosotros proceden de zonas rurales, y cada una de ellas tiene su propia historia, una más dolorosa que la otra», afirma la doctora Aisha Abdulkadir Abdullahi, miembro del equipo médico del Hospital Dayniile.

«Con las campañas de sensibilización y cirugía en curso, tengo la esperanza de que las cifras disminuyan gradualmente y de que algún día la fístula se erradique por completo», añade.

Para Nince, una mujer de 35 años y madre de tres hijos, la cirugía de fístula le ha cambiado la vida.

«Durante cinco años, no he visitado a ningún familiar ni me han invitado a ninguna boda. Me daba demasiada vergüenza usar el transporte público», confiesa. «Ahora que me he operado y ya no tengo pérdidas de orina, he decidido visitar a mis familiares». 

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

To submit your press release: (https://www.globaldiasporanews.com/pr).

To advertise on Global Diaspora News: (www.globaldiasporanews.com/ads).

Sign up to Global Diaspora News newsletter (https://www.globaldiasporanews.com/newsletter/) to start receiving updates and opportunities directly in your email inbox for free.