El año pasado, más de 37.000 objetos culturales, incluidos artefactos arqueológicos, obras de arte, monedas e instrumentos musicales, fueron incautados durante la operación internacional Pandora IX.

La operación se llevó a cabo con la participación de Europol, Interpol y la Organización Mundial de Aduanas, junto con autoridades policiales y aduaneras de 23 países, incluidos Ucrania, Polonia, Rumania, Moldavia, Serbia, Bulgaria, la República Checa, Estados Unidos y otros.

Según Interpol, las autoridades aduaneras ucranianas incautaron 87 objetos de valor histórico, incluidas iconos de San Serafín de Sarov y monedas antiguas, que los contrabandistas intentaron exportar ilegalmente a Polonia, Moldavia y Rumania.

En España, se descubrió un grupo que saqueó yacimientos arqueológicos en la provincia de Cáceres: los criminales utilizaron detectores de metales para extraer miles de monedas romanas y venderlas a través de redes sociales. En Grecia, tres personas fueron arrestadas por intentar vender cinco iconos bizantinos por 70.000 euros. Estos y otros casos ponen de relieve la magnitud del problema y la necesidad urgente de cooperación internacional para combatirlo.

El patrimonio cultural no es una mercancía

Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el contrabando de bienes culturales es una de las formas de actividad criminal más antiguas del mundo y se encuentra entre los comercios ilícitos más rentables, junto con el tráfico de armas y de drogas. Sin embargo, a diferencia de otras formas de tráfico, el comercio de bienes culturales no está prohibido de manera absoluta.

La alta demanda de antigüedades y obras de arte, combinada con una regulación débil, hace que este mercado sea altamente lucrativo y de bajo riesgo, especialmente en tiempos de crisis. Las redes criminales organizadas explotan esta situación, operando a través de complejas cadenas de suministro y beneficiándose tanto de los mercados legales como de los mercados negros.

El 14 de noviembre marca el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, establecido por la UNESCO para conmemorar la Convención de 1970 sobre los Medios para Prohibir y Prevenir la Importación, Exportación y Transferencia Ilícitas de Propiedad Cultural. El día sirve como recordatorio de que el patrimonio cultural no es una mercancía, sino parte de la historia compartida de la humanidad que debe ser protegida.

“El tráfico ilícito, los robos y las transferencias ilícitas de bienes culturales realmente tocan cuestiones como los derechos culturales, la identidad cultural, nuestra memoria y también las comunidades y su historia”, explicó la directora de Cultura y Emergencias en la UNESCO, Krista Pikkat, en una entrevista con Noticias ONU.

Según Pikkat, los sitios culturales en áreas afectadas por conflictos armados e inestabilidad política son particularmente vulnerables a los contrabandistas. En tales situaciones, las autoridades a menudo enfrentan prioridades cambiantes, dejando los sitios arqueológicos y museos sin vigilancia.

Cada vez más, los traficantes recurren a plataformas y subastas en línea para vender objetos robados, incluidos objetos recuperados de yacimientos arqueológicos submarinos.

Preservar artefactos para las generaciones futuras

La UNESCO condenó recientemente el robo de “ocho objetos culturales de valor incalculable” del Louvre el 19 de octubre de 2025, afirmando que tales crímenes “ponen en peligro la conservación, el estudio y la transmisión de valiosos artefactos históricos”. La organización advirtió que estos actos alimentan el tráfico global vinculado al lavado de dinero, la evasión fiscal e incluso la financiación del terrorismo.

La agencia de la ONU enfatizó que el tráfico ilícito no conoce fronteras y requiere una acción internacional coordinada y a largo plazo. La organización ha trabajado durante décadas con Interpol, la Organización Mundial de Aduanas, la UNODC, el Consejo Internacional de Museos y otros para fortalecer los marcos legales, capacitar a profesionales de museos y aduanas para identificar objetos robados y sensibilizar al público. Desde 2023, la UNESCO ha capacitado a más de 1200 especialistas de 80 países, señaló Pikkat.

“También estamos colaborando con algunos de nuestros socios, por ejemplo, el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), para ver cómo la tecnología nuclear puede aplicarse en la investigación de procedencia. Así que también es interesante ver cómo las nuevas tecnologías en inteligencia artificial realmente nos brindan nuevas oportunidades en la lucha contra el tráfico ilícito”, añadió.

En septiembre, la UNESCO lanzó oficialmente el primer Museo Virtual de Objetos Culturales Robados del mundo, utilizando modelado 3D y realidad virtual para permitir a los usuarios ver réplicas digitales de artefactos robados. La plataforma incluye materiales educativos, testimonios de comunidades afectadas y ejemplos de casos exitosos de restitución.

“La idea detrás del museo”, dijo Pikkat, “es que algún día esté vacío”.

Compartió un ejemplo personal, explicando que como estonia, tenía curiosidad por ver qué artefactos de su país habían sido incluidos en la colección.

Descubrió que Estonia había propuesto varias esculturas de altar de una pequeña iglesia isleña. Elaboradas por artesanos de Lübeck en el siglo XVI, estas piezas reflejan los vínculos históricos de Estonia con la Liga Hanseática y su comercio con Alemania. Pikkat enfatizó que el valor de tales artefactos no puede medirse en dinero: su verdadero valor reside en su importancia histórica, cultural y espiritual para las comunidades y la sociedad en general.

Una sociedad privada de su patrimonio, advierte la UNESCO, pierde parte de su identidad y de su base para el desarrollo futuro.

Devolviendo los artefactos a casa

Los marcos jurídicos internacionales y la cooperación intergubernamental han permitido cada vez más la recuperación y repatriación de bienes culturales exportados ilegalmente al extranjero. En mayo de 2025, según informes, Egipto recibió 25 artefactos arqueológicos, incluido un retrato de momia del Fayum, una moneda de oro del reinado de Ptolomeo I –uno de los sucesores de Alejandro Magno– y joyas de casi 2400 años de antigüedad.

Estos objetos fueron descubiertos en Nueva York y devueltos gracias a la coordinación entre el consulado egipcio, la Fiscalía del Distrito de Manhattan y las fuerzas del orden de EE.UU. Antes, en febrero, según los medios, decenas de artefactos antiguos valorados en más de dos millones de euros fueron devueltos desde Nueva York a Grecia e Italia.

Según la Fiscalía del Distrito de Manhattan, la Unidad de Tráfico de Antigüedades, creada en 2017, incautó aproximadamente 6100 artefactos valorados en 480 millones de dólares, con casi 5650 ya repatriados a 30 países.

La UNESCO apoya a los países en sus esfuerzos por identificar y recuperar objetos robados.

“Organizamos esfuerzos de creación de capacidades en Asia Central. La idea era realmente trabajar con los países alrededor de Afganistán para que pudiéramos prevenir el tráfico de artefactos que salen de Afganistán. Pero luego escuchamos de nuestra Comisión Nacional Kirguisa para la UNESCO que los guardias fronterizos que habían participado en la capacitación en realidad lograron detener no un artefacto afgano, sino otro artefacto”, relató Pikkat.

Añadió que la UNESCO también está abordando la cuestión de los objetos perdidos durante la época colonial, principalmente facilitando el diálogo sobre este tema.

Combatir las redes criminales

Los casos recientes demuestran que aplicar los instrumentos jurídicos internacionales, como la Convención de la UNESCO de 1970 y la Convención de UNIDROIT de 1995 sobre Objetos Culturales Robados o Exportados Ilícitamente, produce resultados. Sin embargo, el proceso sigue siendo complejo, requiere diplomacia, experiencia jurídica y largas negociaciones entre Estados.

En los últimos años, se ha prestado creciente atención a herramientas digitales como registros electrónicos, bases de datos y tecnología blockchain, que ayudan a rastrear la procedencia de obras de arte y antigüedades.

Las autoridades recuerdan a los ciudadanos que, al comprar dichos objetos, siempre deben solicitar documentos oficiales de procedencia y evitar tratar con vendedores desconocidos en línea. Los objetos sospechosos pueden ser reportados a las autoridades locales o directamente a Interpol.

Cada artefacto repatriado representa un vínculo restaurado entre el pasado y el presente, un recordatorio de que la historia y la cultura nos pertenecen a todos. El Día Internacional del 14 de noviembre llama a todos a recordar esta responsabilidad compartida y a continuar la labor de proteger el patrimonio cultural, una tarea que no conoce fronteras.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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