Los restos de explosivos continúan amenazando a quienes regresan a lo que queda de sus barrios en Gaza: proyectiles sin detonar, misiles caídos al borde de las calles, artefactos ocultos entre ruinas que pueden estallar con un simple paso en falso.

En el barrio de Al-Rimal en la ciudad de Gaza, uno de los más destruidos, familias enteras han levantado tiendas junto a carreteras flanqueadas por restos de munición. El corresponsal de Noticias ONU habló con la familia Al-Anqar, desplazada desde Al-Shuja’iyya. Entre una montaña de cemento y metal retorcido, Zain y Jude señalan un punto. Fue ahí donde ocurrió la explosión.

El niño palestino Zain Al-Anqar resultó herido por la explosión de un sospechoso resto de guerra en Gaza.

Bajo un cartón

«Al mediodía necesitábamos cocinar, así que fuimos a recoger madera, papel y plástico. Levantamos algo que cubría el objeto y luego explotó. No podíamos ver nada y de repente nos encontramos cayendo sobre los escombros, cada uno de nosotros en un lugar diferente», cuenta Zain, con una pierna vendada, una vía colgando del brazo y cicatrices de la metralla por todo su pequeño cuerpo.

Jude tiene puntos en la frente y en el centro del pecho, las manos llenas de heridas y cicatrices. Todo esto sucedió «cuando sacamos una caja de cartón de entre los escombros y salimos volando por los aires», dijo Judd., relata.

Su madre cocina ahora sobre una fogata improvisada junto a la tienda. Vigila cada paso de sus hijos.

«Tememos por nuestros hijos (…) Seguramente muchos restos de la guerra han caído aquí. Lo que les ocurrió a nuestros hijos a causa de este lugar podría ocurrirles a otros. Pedimos a Dios que nos proteja», dice.

La ONU registra incidentes como este cada semana y alerta que limpiar los explosivos ocultos bajo los restos de miles de edificios será un proceso “largo y complejo”.

La madre de Zain y Jude Al-Anqar, que resultaron heridos por la explosión de un artefacto sospechoso, vestigio de la guerra, en Gaza.

Riesgo por años

Luke Irving, jefe de la misión de la agencia para la retirada de minas y otros restos explosivos de guerra (UNMAS) en los territorios palestinos ocupados por Israel, expresó su profunda preocupación por el aumento del riesgo que suponen los artefactos explosivos sin detonar en los próximos días, semanas, meses y años,

«La gente intenta salvar lo que queda de sus hogares y propiedades, los niños juegan en zonas afectadas por el conflicto y los trabajadores humanitarios se dirigen a zonas a las que antes era difícil acceder debido a los combates», todos ellos están en riesgo, asegura Irving.

Desde octubre de 2023, UNMAS ha identificado más de 550 artefactos explosivos en las zonas a las que ha llegado, aunque aún se desconoce el alcance total de la contaminación con estas municiones en Gaza.

Irving destacó que la retirada de municiones sin explotar en Gaza «no se llevará a cabo de la noche a la mañana», subrayando que se trata de una «tarea larga, ardua y peligrosa».

Hizo hincapié en que ahora hay que centrarse en advertir a la población de los peligros que entrañan y en retirarlas y eliminarlas para evitar daños a la población.

Mientras tanto, solo 31 camiones que transportaban gas para cocinar entraron al sur de Gaza entre el 10 y el 31 de octubre, según la oficina de Coordinación Humanitaria. Más del 60 % de la población depende de la quema de residuos para cocinar. 

Un misil sin detonar tirado en la carretera en la ciudad de Gaza.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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