Tras la firma del Acuerdo de paz en Colombia en 2016, 13.000 excombatientes de las FARC abandonaron las armas durante el primer año.

“Casi 9000 armas. 38.000 toneladas de explosivos, millones de municiones” son algunas de las cifras que destaca el recién designado jefe de la Misión de Verificación del proceso de paz, quien viajará próximamente a Bogotá a continuar el monitoreo de las Naciones Unidas en el país latinoamericano.

Para Miroslav Jenča, a pesar de los retos actuales, la puesta en marcha del Acuerdo ha contribuido a la mejora de la seguridad en el país sudamericano, así como a reforzar la confianza entre la gente local. De hecho, unos 11.000 excombatientes se implican en las diferentes áreas de implementación.

“Los excombatientes participan en la creación de su futuro nuevo, pacífico, productivo. Por ejemplo, están involucrados en la construcción de las casas, pero durables, de un material muy bueno (…) Sí, tienen problemas, tienen sus cosas, pero hablan sobre cómo salir adelante juntos, cómo resolverlos”, subraya Jenča.

También destaca la emisión el pasado mes de septiembre de las primeras condenas por crímenes cometidos durante el conflicto armado por parte del Jurisdicción Especial para la Paz, encargada de garantizar la justicia restaurativa, y que fue descrita como el Alto Comisionado para los Derechos Humanos como “un hito crucial en el camino hacia la rendición de cuentas”.

Apoyo de los Estados miembros y de la propia Colombia

Pero no todos piensan igual. En la última reunión del Consejo de Seguridad sobre la materia a principios de mes, Estados Unidos alegó que el mandato de la Misión de Verificación se ha ampliado “para reflejar prioridades políticas excesivas”, citando como ejemplo, precisamente, la justicia transicional.

El país norteamericano expresó su disposición de examinar “detenidamente” el mandato y “si merece seguir contando con el apoyo del Consejo”.

Al preguntarle por ello, Jenča asegura: “Yo lo considero normal que la misión y el Gobierno de los Estados Unidos quieren evaluar los logros”, pero subraya que los otros 14 miembros del órgano expresaron su apoyo a la Misión de forma “muy clara”.

“Claro que cada miembro puede pues traer algunas propuestas, pero al final del día es la decisión del Consejo de Seguridad en su totalidad”, añade.

El próximo viernes 31 de octubre, los Estados miembros del Consejo de Seguridad votarán sobre la renovación del mandato, en una sesión que definirá la continuidad del trabajo de las Naciones Unidas en el país.

Sobre el terreno, la Misión cuenta también con el apoyo del Gobierno nacional, así como el de otras partes de la sociedad colombiana.

“Hablé con varios actores políticos, incluyendo la oposición en Colombia, y lo que oí allá fue un apoyo para la continuación del trabajo de la Misión. También tengo que añadir que algunos actores mencionaron la necesidad de ciertos ajustes”. 

Jenča reconoce, además, que para continuar con su labor se necesitan fondos.

Con la entrada de Colombia al Consejo como miembro no permanente en 2026, espera que las relaciones con esa nación se vuelvan más estrechas.

“Nosotros tenemos una relación muy estrecha con Colombia, con el Gobierno colombiano, con diferentes actores, sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, diferentes actores políticos y claro que queremos continuar con esta cooperación tan útil y profunda”, apunta.

Elizabeth Yarce/Misión de Verificación de la ONU en Colombia.

Un ejemplo para el mundo

En un momento en el que el multilateralismo está siendo cuestionado, el proceso de paz colombiano sobresale como “un ejemplo brillante de negociación” que se logró con la participación de otros países.

“Hoy en día, es un ejemplo en el extranjero de un proceso de paz. Y me parece que este ejemplo de multilateralismo representa un logro no solamente para Colombia, sino también para el mundo entero”, celebra.

De cara al próximo período electoral en el país, Jenča subraya la disposición de la Misión para contribuir a que se garantice el clima adecuado.

“Me voy a enfocar en tratar de lograr más entendimiento entre los actores políticos; en que haya espacios para que se lleve a cabo una campaña electoral más pacífica, ordenada, donde todos los participantes se puedan sentir seguros y seguras”.

Concluye, tajantemente, que “el objetivo es lograr la paz, seguridad y respeto a los derechos humanos en Colombia”.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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