Se necesitan cuatro billones de dólares más al año para apoyar los esfuerzos mundiales para acabar con la pobreza, el hambre y la desigualdad, así como para luchar contra el cambio climático y proteger el planeta, según las Naciones Unidas.

Hay 17 metas que constituyen el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordados internacionalmente, que deben cumplirse para 2030.

Sin embargo, la falta de financiación consistente ha hecho que el mundo esté muy lejos de alcanzarlos.

A finales de junio, la comunidad internacional se reunirá en Sevilla, España, para celebrar la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FFD4) en lo que la ONU describe como una “oportunidad única” para reestructurar el actual sistema de financiación mundial con la esperanza de avanzar en los Objetivos de Desarrollo.

En vísperas de la conferencia, he aquí tres razones principales por las que está roto, y el ABC clave del propio sistema.

1,2,3 (mil millones) de razones por las que el sistema actual no funciona

1100 millones de personas viven en países en desarrollo que dedican más del 20% de su presupuesto anual a financiar la deuda externa.

2200 millones de personas viven en países en desarrollo que dedican al menos el 10% de su presupuesto anual a financiar la deuda externa.

3300 millones de personas viven en países en desarrollo que gastan anualmente más en financiar su deuda que en sanidad o educación.

Noticias ONU/Daniel Dickinson

Si un país gasta más en financiar su deuda que en iniciativas de desarrollo, es poco probable que pueda encontrar dinero suficiente para financiar sistemáticamente los servicios sanitarios, la educación y mejorar el bienestar de sus ciudadanos.

A de arquitectura

En esencia, la financiación del desarrollo trata de responder a una pregunta sencilla: ¿cómo paga el mundo por el desarrollo?

La respuesta de la comunidad mundial ha sido crear un sistema que movilice toda la arquitectura financiera internacional -impuestos, subvenciones, políticas comerciales, financieras y monetarias- hacia la agenda del desarrollo.

Esta arquitectura aspira a ser lo más multidimensional posible, implicando a un amplio abanico de partes interesadas y fuentes de financiación con la esperanza de crear, en última instancia, países autosuficientes y en los que sus ciudadanos puedan llevar una vida sana, productiva, próspera y pacífica.

“[La financiación para el desarrollo] consiste (…) en cambiar la arquitectura, cambiar el funcionamiento del sistema para que los países en desarrollo puedan… invertir realmente en su futuro”, declaró a Noticias ONU Shari Spiegel, directora de Financiación para el Desarrollo Sostenible del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DESA).

Entre estas fuentes de financiación se encuentran los bancos multilaterales de desarrollo que proporcionan apoyo financiero y técnico a los países en desarrollo. La revisión de las políticas comerciales y fiscales nacionales e internacionales también contribuye a impulsar las economías en desarrollo.

Y la ayuda oficial al desarrollo (AOD) crea un canal a través del cual la ayuda de los países desarrollados puede fluir directamente a los países en desarrollo.

B de burocracia habitual

Con el aumento de las barreras comerciales y la disminución anual de la ayuda oficial al desarrollo, un enfoque de continuar como de costumbre, mantener el mismo estatus quo y seguir con la burocracia habitual para la financiación del desarrollo es insostenible.

Si el mundo continúa por la senda actual de financiación insuficiente del desarrollo, 600 millones de personas seguirán sumidas en la más absoluta pobreza de aquí a 2030 y se tardará hasta 2050 en alcanzar los ODS.

Y para las personas que se enfrentan a las consecuencias de la inacción del mundo, este es un plazo inaceptable.

Uno de los principales problemas de la arquitectura actual es que privilegia a los países desarrollados ya privilegiados, y perjudica a los países en desarrollo ya desfavorecidos.

En el sistema actual, los países en desarrollo siguen pagando cantidades exorbitantes por el servicio de su deuda, al tiempo que se enfrentan a unos costes de endeudamiento que pueden llegar a ser dos o cuatro veces superiores a los de sus homólogos desarrollados.

Estos costes tienden a aumentar especialmente durante o directamente después de épocas de crisis, creando un bucle de retroalimentación a través del cual los países en desarrollo no pueden permitirse desarrollar las propias estructuras que les permitirían pagar estos costes.

“Enfrentados a una carga de la deuda y un coste del capital por las nubes, los países en desarrollo tienen pocas perspectivas de financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, declaró el Secretario General de la ONU, António Guterres.

Desde el aumento de la deuda y la caída de la inversión hasta el incumplimiento de los objetivos de desarrollo, el sistema actual está fallando a las personas a las que debe servir.

Y las personas de todo el mundo están pagando el precio.

C de conferencia

La próxima Conferencia de Sevilla reunirá a países, representantes de la sociedad civil y expertos financieros para debatir nuevos enfoques de la financiación del desarrollo.

Es crucial que esta conferencia dé también a los países en desarrollo un sitio en la mesa, para que sus necesidades se tengan en cuenta en la toma de decisiones financieras internacionales.

El Secretario General ha dicho que harán falta “grandes ideas” y “reformas ambiciosas” para volver a la senda de la erradicación de la pobreza, el hambre y la desigualdad.

“[La conferencia] presenta una oportunidad única para reformar un sistema financiero internacional anticuado, disfuncional e injusto”, dijo Guterres.

Estados Unidos se retiró de la Conferencia este martes, durante las negociaciones finales sobre el documento final, alegando que no podía aceptar el borrador.

Los Estados miembros llegaron a un acuerdo sin Estados Unidos y han adoptado el borrador que pondrá en marcha un ambicioso paquete de reformas y medidas que los países deben adoptar para cerrar el déficit de financiación de cuatro billones de dólares.

© UNICEF/Allessio Romenzi

La reforma vendrá en parte de la movilización efectiva de todas las partes interesadas, privadas y públicas, formales e informales, en desarrollo y desarrolladas, y de la alineación de sus incentivos y compromisos hacia un futuro sostenible.

Esto incluye hacer hincapié en el multilateralismo como base de todo desarrollo, aumentar los impuestos que destinan dinero a los objetivos internacionales de desarrollo, reducir el coste del capital para los países en desarrollo, reestructurar la deuda existente e investigar métodos de financiación aún más innovadores.

“Sevilla es un momento en el tiempo. Es realmente el principio, no el final del proceso. Así que ahora la cuestión es cómo ponemos en práctica los compromisos”, dijo Spiegel.

Reformar un sistema de financiación roto es todo un reto, pero ella es optimista y cree que el multilateralismo está a la altura.

“Hay un espíritu real [de que] este es el momento de unirnos… Lo necesitamos más que nunca, y sí, es más difícil que nunca, pero tenemos que trabajar juntos, o podemos darnos todos por vencidos, y nadie quiere hacer eso”.

Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).

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