Entre julio y septiembre de este año, 52 presos han fallecido en las superpobladas cárceles de Haití en condiciones que las Naciones Unidas han calificado de “inhumanas y degradantes”.
La mayoría de esas personas murieron “como consecuencia de la falta de atención médica, las celdas insalubres, la alimentación insuficiente y el acceso limitado al agua potable”, según el último informe de derechos humanos de la ONU sobre la situación en la nación insular del Caribe.
Haití se enfrenta a una grave crisis humanitaria, política y de seguridad debido a la violencia de las bandas, agravada por la pobreza profundamente arraigada y una serie de desastres naturales devastadores, entre ellos el reciente huracán Melissa.
El sistema judicial del país ha tenido dificultades para funcionar con eficacia en medio de estas crisis. Los casos no se juzgan con la suficiente rapidez y el 82% de los presos permanecen detenidos mientras esperan su juicio.
Esto es lo que hay que saber sobre las prisiones en Haití y cómo la ONU está ayudando a mejorar la situación de los detenidos.
William O’Neill (en el centro, al fondo) visita un centro de detención en Haití.
Cárceles bajo presión
A finales de septiembre de 2025, más de 7200 personas, incluyendo menores, se encontraban recluidos en prisiones haitianas. Los delincuentes condenados suelen estar recluidos junto con los detenidos en espera de juicio y, con frecuencia, los niños están recluidos junto con los adultos, lo que contraviene las normas internacionales, incluidas las Reglas de Nelson Mandela, el modelo universalmente reconocido para la gestión de prisiones en el siglo XXI, que lleva el nombre del expresidente sudafricano que estuvo encarcelado durante 27 años como preso político.
La ocupación por parte de bandas de las zonas urbanas donde se encuentran varias prisiones y las fugas de alto perfil, algunas lideradas por miembros de bandas, han reducido aún más la capacidad del sistema penitenciario y han provocado un hacinamiento.
Algunas prisiones albergan al menos tres veces más personas de las que fueron construidas para albergar.
Condiciones infrahumanas
Las condiciones en las prisiones de Haití han sido descritas por la ONU como inhumanas y degradantes, pero ¿qué significa eso en realidad?
William O’Neill, experto designado por las Naciones Unidas para la situación de los derechos humanos en Haití, ha visitado muchas de ellas: “Las condiciones son, francamente, infrahumanas. Increíblemente abarrotadas y calurosas. No hay suficiente comida. El acceso a la atención médica es muy escaso. Los presos permanecen en celdas durante muchas horas al día, con muy poco aire o luz, y sin acceso a agua, aseos ni duchas”.
52 personas han muerto en prisión en los últimos tres meses en las cárceles haitianas, muchas “por enfermedades que no deberían haberles matado”, afirmó O’Neill, quien añadió que “están tan debilitadas por las condiciones y la falta de una nutrición adecuada y de acceso a agua suficiente, que es una combinación mortal”.
El sistema penitenciario cuenta con un presupuesto asignado para proporcionar alimentos a los presos, pero a menudo ese dinero se desvía de forma corrupta a otros fines.
Un hombre haitiano que pasó tres años en prisión preventiva fue puesto en libertad con el apoyo de la ONU.
Detenido por el robo de dos pares de zapatos
Las condiciones mortales se deben en gran medida al alojamiento de demasiados detenidos en un espacio insuficiente.
Este hacinamiento crónico es el resultado directo de la práctica de encarcelar a las personas antes de un juicio. Conocido como detención preventiva, en Haití el 82% de la población carcelaria nacional está a la espera de juicio, por lo que son inocentes a los ojos de la ley, hasta que se demuestre lo contrario en el juicio.
Un preso le contó a William O’Neill que llevaba dos años esperando la fecha del juicio; ¿su presunto delito? El robo de dos pares de zapatos.
“Hay un retraso porque el sistema judicial no funciona”, dijo O’Neill. “No hay suficientes juicios y siguen arrestando a gente. La policía suele arrestar a personas de forma masiva. Literalmente, llegan al lugar de un presunto delito y arrestan a todo el mundo que encuentran. La gente queda atrapada en este tipo de redada y pasa mucho tiempo en prisión, aunque no tenga nada que ver con el delito”.
Las bandas de Puerto Príncipe
La violencia en la capital haitiana, Puerto Príncipe, donde se dice que las bandas controlan el 90% del territorio, ha provocado el cierre de numerosos tribunales, lo que ha ralentizado aún más el sistema judicial.
Mientras tanto, en marzo de 2024, las dos principales prisiones de la capital, la Penitenciaría Nacional de Puerto Príncipe y la prisión de Croix-des-Bouquets, fueron atacadas por bandas, lo que provocó la fuga de 4600 reclusos, entre ellos varios líderes de bandas notorios.
Fuentes locales indicaron que muchos de los fugitivos se unieron y reforzaron las filas de varias bandas.
Un miembro de una banda posa en la zona de Delmas 3, en Puerto Príncipe.
Reconstruir la justicia
El apoyo a la reforma penitenciaria y la mejora de las condiciones de detención en Haití ha sido un objetivo fundamental de la misión política de las Naciones Unidas en Haití, la Oficina de Derechos Humanos y el Experto Designado, así como un pilar fundamental del mandato más amplio de las Naciones Unidas de fortalecer el estado de derecho y los derechos humanos.
El objetivo es llevar a cabo una reforma estructural a largo plazo para abordar las deficiencias sistémicas del sector judicial.
Entre las iniciativas emprendidas figura el apoyo a los fiscales y jueces para que asistan a las audiencias en las prisiones, lo que ha dado lugar a la puesta en libertad de algunos jóvenes y a la reducción de la detención preventiva.
Se ha impartido formación a los agentes de policía y los funcionarios de prisiones, y las Naciones Unidas han apoyado la rehabilitación de los centros de detención, incluida la instalación de infraestructuras básicas como letrinas, puntos de acceso al agua y sistemas de ventilación.
En última instancia, es el Ministerio de Justicia de Haití el responsable de la reforma penitenciaria y policial y, según el experto designado, William O’Neill, la ONU puede apoyar a las autoridades “aportando conocimientos especializados y recursos, pero también exigiendo resultados. No nos vamos a limitar a seguir proporcionando formación y equipamiento. Es necesario que haya resultados, y que estos sean sostenibles”.
Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).
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