En un día como este hace 80 años, el mundo cambió para siempre cuando Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.
La ciudad ha sido reconstruida, pero el conflicto nuclear sigue siendo una amenaza global, advirtió este miércoles la alta representante de la ONU para Asuntos de Desarme, Izumi Nakamitsu, en el acto de recordación de esa catástrofe, celebrado en el Monumento a la Paz de Hiroshima.
El Monumento es la única estructura que quedó en pie cerca del hipocentro de la bomba, que marcó el primer uso de un arma atómica en una guerra. Tres días después, Estados Unidos lanzó una segunda bomba nuclear sobre Nagasaki.
Sobrevivientes, familiares y representantes de organizaciones internacionales y 120 países asistieron a la ceremonia.
Fuerza moral para la paz
“En este 80º aniversario, recordamos a quienes perecieron. Nos solidarizamos con las familias que llevan su memoria”, dijo Nakamitsu, encargada de leer el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres.
La enviada rindió homenaje a los hibakusha, como se llama a los sobrevivientes en Hiroshima y en Nagasaki, “cuyas voces se han convertido en una fuerza moral para la paz”.
“Aunque su número disminuye cada año, su testimonio y su eterno mensaje de paz nunca nos abandonará”, afirmó.
En un instante, la humanidad cruzó un umbral sin retorno
En un instante, el 6 de agosto de 1945, Hiroshima quedó en ruinas, decenas de miles murieron, “y la humanidad cruzó un umbral sin retorno”, aseveró la alta representante.
Tras las secuelas, muchos creyeron que la ciudad nunca se recuperaría y que nada crecería, pero la población demostró lo contrario, prosiguió.
“Ustedes, los habitantes de Hiroshima, no solo reconstruyeron una ciudad: reconstruyeron la esperanza, alimentaron la visión de un mundo sin armas nucleares, y compartieron esa visión con el mundo”, subrayó Nakamitsu.
Testimonios vivientes del espíritu humano
La alta representante señaló que en 2025 también se cumplen 80 años de la fundación de la ONU, e indicó que en mayo se plantaron en la sede de la ONU en Nueva York retoños provenientes de las semillas de un árbol de caqui que sobrevivió al bombardeo.
“Son más que símbolos de supervivencia. Son testimonios vivientes de la fortaleza del espíritu humano y de nuestro deber compartido de proteger a las generaciones futuras de los horrores de la aniquilación nuclear”, declaró.
El aniversario de la ONU es un recordatorio de su propósito original: prevenir la guerra, defender la dignidad humana y garantizar que las tragedias del pasado no se repitan, argumentó.
Una vez más, las armas nucleares se usan como coerción
“Sin embargo, hoy en día el riesgo de un conflicto nuclear está aumentando. La confianza se erosiona, las divisiones geopolíticas se profundizan, y las mismas armas que causaron tanta devastación en Hiroshima y Nagasaki se utilizan una vez más como herramientas de coerción”, advirtió Nakamitsu.
En este sentido, el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, alertó en la ceremonia contra la creciente aceptación de las armas nucleares, citando como ejemplos los conflictos en Ucrania y Medio Oriente.
No obstante, han surgido señales de esperanza, aseguró Nakamitsu, refiriéndose al otorgamiento del Premio Nobel de la Paz de 2024 al grupo antinuclear japonés Nihon Hidankyo, que representa a los supervivientes de los bombardeos. El galardón se entregó en octubre, pocas semanas después de que los países reunidos en la ONU adoptaran el Pacto para el Futuro, renovando su compromiso con un mundo libre de armas nucleares.
Fortalecimiento del régimen mundial de desarme
Nakamitsu insistió en que “los compromisos deben conducir a un cambio real mediante el fortalecimiento del régimen mundial de desarme, en particular el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, complementado con el impulso generado por el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares”.
La alta representante instó a los países a aprender de la fortaleza tanto de la resiliencia de Hiroshima como de la sabiduría de los hibakusha.
“Trabajemos para erradicar la amenaza de las armas nucleares erradicando las propias armas. Y cumplamos nuestro compromiso con los hibakusha garantizando que su testimonio y mensaje de paz perduren. Recordar el pasado significa proteger y construir la paz hoy y en el futuro”, concluyó.
Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).
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