Los equipos de ayuda de la ONU describieron el viernes la inquietante situación que se vive en los hospitales improvisados de Gaza, donde resuena el llanto de los bebés prematuros que lloran por la escasez de oxígeno, mientras los médicos se triplican a sí mismos para intentar salvar a los niños supervivientes de los bombardeos aéreos a tiendas de campaña o a las víctimas de los cuadricópteros que tirotean a los hambrientos que van a buscar pan.
Hablando desde el enclave devastado por la guerra, en medio de la actual ofensiva militar israelí para tomar el control total de la ciudad de Gaza, el portavoz de UNICEF, James Elder, describió una breve pero dantesca visita a un hospital donde los jóvenes sufrían o morían por todas partes.
Una de las víctimas atendidas en el hospital Al Aqsa de Deir Al-Balah, en el centro de Gaza, era Aya, era una niña de seis años herida por un ataque aéreo.
«Lo que más me llamó la atención no solo fue la herida, sino el cuidado que se nota en su pelo, el cariño que le han dedicado sus padres antes del ataque aéreo», dijo. «Mientras hablamos con el cirujano, ella muere en la cama delante de nosotros. Eso fue en 30 minutos en un hospital».
Sin espacio para moverse
En el mismo hospital, Elder informó de que había visto a tres niños «todos disparados por cuadricópteros», unos drones de ataque con cuatro hélices, en medio de continuas noticias de que la gente sigue resultando herida mientras busca ayuda en los controvertidos centros de distribución de ayuda humanitaria no pertenecientes a la ONU y gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF).
El hospital «es una zona de guerra»: hay un niño al que le han disparado en la Fundación y se está desangrando en el suelo, junto con otros heridos por disparos, metralla o quemaduras.
El portavoz de UNICEF subrayó los informes que indican que 1000 bebés han muerto en los últimos dos años en Gaza desde que los ataques liderados por Hamás en Israel desencadenaron la guerra. «No tenemos ni idea de cuántos más han muerto por enfermedades prevenibles», continuó.
Tras casi dos años de operaciones militares israelíes en la Franja, solo quedan 14 de los 36 hospitales de Gaza aún abiertos y parcialmente operativos. Están «absolutamente abarrotados» de personas que necesitan ayuda, subrayó Elder.
Rescatada, aterrorizada
«Me doy la vuelta y veo a una niña pequeña, Sham, que acaba de ser rescatada de los escombros; está cubierta de polvo y humo, con una expresión de terror en el rostro, en brazos de una tía o un tío (…) Sham no tenía ningún hueso roto ni lesiones internas, pero no le habían dicho que su madre y su hermana habían muerto en ese ataque».
Y continúa: «Hay madres primerizas y recién nacidos vulnerables que yacen en el suelo, pasillos de hospitales. Me senté con tres bebés prematuros que compartían una sola fuente de oxígeno. Lo comparten 20 minutos cada uno, los otros dos niños lloran mientras el tercer niño recibe ese oxígeno durante 20 minutos».
La noción «zona segura» es una farsa
En cuanto a la ciudad de Gaza, el veterano trabajador humanitario de la ONU destacó que miles de personas siguen allí sin poder salir, en medio de las continuas órdenes de evacuación israelíes y los ataques aéreos que han dejado a los niños «temblando» y mirando al cielo «para seguir el fuego» de los helicópteros y cuadricópteros.
«Hay niños descalzos que empujan a sus abuelos entre los escombros, niños amputados que luchan por avanzar entre el polvo, madres que llevan a niños agotados, literalmente con la piel sangrando debido a la gravedad de las erupciones cutáneas», continuó Elder, antes de advertir sobre «los continuos ataques indiscriminados en zonas civiles densamente pobladas, a pesar de las declaraciones oficiales».
El Elder afirmó “la noción de una zona segura en el Sur es una farsa. Las bombas caen del cielo con una previsibilidad «escalofriante».
Otro trabajador humanitario asesinado
El jueves, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) confirmó el asesinato en Gaza de su decimocuarto trabajador médico, el terapeuta ocupacional Omar Hayek, en un ataque que también hirió a cuatro de sus colegas en Deir Al-Balah.
Hasta el 13 de septiembre había trabajado en una clínica de MSF en la ciudad de Gaza antes de ser finalmente evacuado en medio de «ataques implacables y desplazamientos forzados por parte de las fuerzas israelíes», mantuvo la ONG.
«La gente tiene miedo y con razón (…) Si me preguntas ahora si podemos hacer nuestro trabajo, te diré que no, que por supuesto que no podemos hacer nuestro trabajo en el norte», afirmó Rik Peeperkorn, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas en los territorios palestinos ocupados.
El nivel de violencia en Gaza es tal que ningún lugar es seguro, incluidos los hospitales de campaña, que no ofrecen protección contra las balas perdidas, dijo Christian Cardon, del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
«Hemos tenido varios casos de personas heridas que fueron trasladadas al hospital y, mientras recibían tratamiento, volvieron a resultar heridas por balas perdidas que entraron en el hospital», dijo, y señaló otro incidente similar ocurrido el jueves.
Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).
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