En un mundo que se enfrenta a crisis crecientes, desigualdades cada vez más profundas y una confianza cada vez menor en las instituciones mundiales, las Naciones Unidas han puesto en marcha un ambicioso esfuerzo para fortalecer la forma en que sirven a las personas en todo el mundo.
La Iniciativa ONU80, presentada en marzo por el Secretario General, António Guterres, es un esfuerzo de todo el sistema para racionalizar las operaciones, mejorar el impacto y reafirmar la relevancia de las Naciones Unidas en un mundo que cambia rápidamente.
“Es un buen momento para examinarnos a nosotros mismos y ver hasta qué punto estamos preparados en unas circunstancias que, seamos sinceros, son bastante difíciles para el multilateralismo y para las Naciones Unidas”, afirma Guy Ryder, Secretario General adjunto de Política y presidente del Grupo de Trabajo ONU80.
Conocida como la Iniciativa ONU80, este proceso busca no sólo mejorar la eficiencia, sino también reafirmar el valor del multilateralismo en un momento en que la confianza es baja y las necesidades son altas.
Su objetivo es reforzar la capacidad de la ONU para responder a los retos mundiales actuales, que van desde los conflictos, los desplazamientos y la desigualdad hasta las perturbaciones climáticas y el rápido cambio tecnológico, respondiendo al mismo tiempo a presiones externas como la reducción de los presupuestos y las crecientes divisiones políticas en el espacio multilateral.
“Saldremos de esto con unas Naciones Unidas más fuertes y preparadas para los retos que sin duda nos deparará el futuro”, explica Ryder.
Tres vías de reforma
En el corazón de ONU80 hay tres grandes líneas de trabajo. La primera se centra en la mejora de la eficiencia y eficacia internas, la reducción de la burocracia y la optimización de la presencia mundial de la ONU mediante el traslado de algunas funciones a lugares de destino de menor coste. Ryder señala que se están abordando los procedimientos administrativos engorrosos y las duplicaciones.
“Queremos ver qué podemos hacer mejor. Queremos examinar los ámbitos en los que creemos que podemos mejorar la eficiencia y eliminar los procesos burocráticos innecesarios”, explica.
La segunda línea de trabajo es una revisión de la implementación de los mandatos, que implica el examen de casi 4000 documentos de mandato que sustentan el trabajo de la Secretaría de la ONU. Un mandato se refiere a una tarea o responsabilidad asignada a la organización por los Estados miembros, normalmente a través de resoluciones adoptadas por órganos de la ONU como la Asamblea General o el Consejo de Seguridad.
Estos mandatos guían lo que hace la organización: desde operaciones de mantenimiento de la paz y ayuda humanitaria hasta derechos humanos y acción medioambiental. A lo largo de las décadas se han acumulado al menos 40.000 mandatos, que a veces se solapan o quedan obsoletos, razón por la cual su revisión es un elemento clave de la iniciativa ONU80.
“Echémosles un vistazo”, dice Ryder. “Veamos dónde puede haber duplicidades, dónde podemos priorizar y postergar, y encontrar redundancias”.
Pero revisar esta montaña de mandatos no es nuevo. “Ya hemos intentado este ejercicio antes. Ya en 2006 revisamos estos voluminosos mandatos. No funcionó muy bien”, reflexiona Ryder.
Esta vez, sin embargo, el proceso se ve favorecido por un factor clave. “Esta vez, tenemos los datos y las capacidades analíticas. Estamos aplicando técnicas de inteligencia artificial para proporcionar mucha más información y mejor organizada a los Estados miembros: un caso más convincente que podría impulsar, creo, un proceso productivo”.
Subraya que la responsabilidad de decidir qué se mantiene, revisa o suprime recae directamente en los Estados miembros.
“Estos mandatos pertenecen a los Estados miembros. Ellos los crearon y sólo ellos pueden evaluarlos. Podemos examinar las pruebas, podemos planteárselas a los Estados miembros, pero al final son ellos los que toman las decisiones sobre los mandatos y sobre muchas otras cosas que aporta la iniciativa ONU80”.
La tercera corriente explora si son necesarios cambios estructurales y un reajuste de los programas en todo el sistema de las Naciones Unidas. “Con el tiempo, es posible que queramos examinar la arquitectura del sistema de las Naciones Unidas, que se ha vuelto bastante elaborada y complicada”, añade Ryder. También es probable que surjan propuestas del examen de la ejecución del mandato.
Un grupo de trabajo y una perspectiva de todo el sistema
Para abordar la reforma de un sistema tan complejo, el Secretario General creó siete grupos temáticos en el marco del Grupo de Trabajo ONU80, cada uno de ellos coordinado por altos dirigentes de las Naciones Unidas de todo el sistema. Estos grupos abarcan la paz y la seguridad, la acción humanitaria, el desarrollo (Secretaría y sistema de las Naciones Unidas), los derechos humanos, la formación y la investigación, y los organismos especializados.
“Es importante decir que en un momento en el que el sistema está bajo presión, el sistema está respondiendo como sistema”, señala el presidente del Grupo de Trabajo ONU80. “No se trata sólo de Nueva York, ni sólo de la Secretaría. Es todo el sistema”.
Se espera que cada grupo presente propuestas para mejorar la coordinación, reducir la fragmentación y reajustar las funciones cuando sea necesario. Varias agrupaciones ya han presentado ideas iniciales. En julio se presentará un conjunto más amplio de propuestas.
Reforma, no reducción
La atención en torno a la Iniciativa ONU80 se ha centrado en gran medida en los recortes presupuestarios y las reducciones de personal propuestos, lo que ha suscitado la preocupación de que se trate principalmente de un ejercicio de ahorro. Ryder subraya que este punto de vista no tiene en cuenta el panorama general.
“Sí, nos enfrentamos a retos financieros. No hay porqué apartar la vista de ello. Pero no se trata de un ejercicio de reducción de costes. Queremos que la ONU sea más fuerte”, afirma.
Aun así, las presiones financieras en todo el sistema son innegables. Se espera que el presupuesto por programas revisado para 2026, previsto para septiembre, incluya reducciones significativas en la financiación y en los puestos de las entidades de la Secretaría, como consecuencia de las persistentes restricciones de tesorería relacionadas con el retraso y las contribuciones incompletas de los Estados miembros.
“La Iniciativa ONU80 quiere mejorar el impacto y el efecto del multilateralismo y de la ONU”, explicó Ryder. “Ahora bien, eso no significa -desearíamos que fuera de otro modo- que no tengamos que echar un vistazo a nuestro presupuesto y nuestros recursos en diferentes partes del sistema”.
“Las organizaciones se han enfrentado a algunas decisiones desgarradoras, y esto ocurre todos los días. Es la realidad de nuestras circunstancias”, añade.
Ryder sostiene que la sostenibilidad financiera y el impacto de la misión no son mutuamente excluyentes, sino que deben perseguirse conjuntamente. “Tenemos que conciliar los dos objetivos de hacernos financieramente sostenibles en las difíciles circunstancias en que nos encontramos, pero también estar atentos, como siempre, al impacto que tenemos en el cumplimiento de nuestras responsabilidades en virtud de la Carta”, dijo.
¿Por qué ONU80 es importante para la gente en todo el mundo?
Más que una mera reforma burocrática, ONU80 trata en última instancia de la gente, de quienes dependen del apoyo de la ONU en situaciones de crisis, conflicto o problemas de desarrollo.
“Si la ONU es capaz de transformarse, de introducir mejoras, a veces a través de decisiones difíciles, eso puede significar que esas intervenciones que salvan vidas lleguen con mayor eficacia a las personas a las que servimos”, afirma Ryder.
La organización sigue siendo el punto de encuentro esencial y único para promover la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos para todos.
“Se trata de que las Naciones Unidas se tomen en serio sus responsabilidades para con las personas a las que servimos”, afirma Ryder.
En estos momentos, la ONU asiste a más de 130 millones de personas desplazadas, proporciona alimentos a más de 120 millones, suministra vacunas a casi la mitad de los niños del mundo y apoya el mantenimiento de la paz, los derechos humanos, las elecciones y la acción climática en todo el planeta.
La labor de desarrollo de la organización ha ayudado a construir sociedades pacíficas y estables.
¿Qué ocurrirá a continuación?
El Grupo de Trabajo ONU80 presentará sus propuestas al Secretario General, quien ya ha indicado los primeros ámbitos en los que se esperan resultados. Se espera que un grupo de trabajo sobre eficiencia en la Secretaría de la ONU, dirigido por la Secretaria General adjunta, Catherine Pollard, presente sus propuestas iniciales a finales de junio. A finales de julio se presentará un informe sobre el examen de la ejecución del mandato.
La labor de las dos primeras líneas de trabajo contribuirá a una reflexión más amplia sobre los cambios estructurales y el reajuste de los programas en todo el sistema de las Naciones Unidas. Las propuestas de la tercera línea de trabajo se presentarán a los Estados miembros en los próximos meses y durante el próximo año.
Aunque el trabajo no ha hecho más que empezar, Ryder cree que las Naciones Unidas disponen de las herramientas adecuadas y de un claro sentido de la ambición y la urgencia.
“Estamos avanzando bien. Ahora se están haciendo muchas tareas”, dijo. “A medida que pasen las semanas, esto se irá trasladando cada vez más al espacio de los Estados miembros, y será entonces cuando veamos resultados”.
Al final, los Estados miembros tendrán que decidir cómo actuar en función de las conclusiones. “Tendrán que decidir qué quieren hacer. ¿Desean establecer un proceso intergubernamental? El Secretario General ya lo ha mencionado como una posibilidad”.
Definir el éxito
Entonces, ¿en qué consiste el éxito?
“Un sistema de la ONU capaz de actuar con mayor eficacia, de reforzar y consolidar la confianza en la acción multilateral”, afirma Ryder. “Un sistema capaz de transmitir a la opinión pública y a los responsables políticos que se trata de una organización en la que merece la pena invertir. Que ésta debería ser la opción preferida a la hora de afrontar los retos del futuro”.
Para el presidente del Grupo de Trabajo ONU80, todo se reduce a credibilidad, capacidad y confianza pública, y a garantizar que la ONU siga siendo no sólo relevante, sino esencial.
“Todos deberíamos preocuparnos por esto”, afirma. “Si creemos que el multilateralismo es el mejor instrumento que tenemos para hacer frente a los retos mundiales, debemos asegurarnos de que renovamos, refrescamos y hacemos que esa maquinaria sea lo más eficaz y adecuada posible”.
Source of original article: United Nations (news.un.org). Photo credit: UN. The content of this article does not necessarily reflect the views or opinion of Global Diaspora News (www.globaldiasporanews.net).
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