Felipe Paullier, de Uruguay, encargado de dar voz a los jóvenes de todo el mundo como primer subsecretario de la juventud

Previo a ocupar el cargo desde noviembre de 2023, Felipe Paullier, pediatra de profesión, ya había abogado por los derechos de la juventud desde su puesto como director del Instituto de Juventud del Gobierno de Uruguay. Entre otras tareas desde ese rol, promovía acciones conjuntas con distintas agencias, fondos y programas de las Naciones Unidas y apoyaba la realización de Modelos ONU en el ámbito académico. 

“Desde la escuela secundaria, cuando uno empieza a estudiar historia conoce el origen de las Naciones Unidas, y siempre es la organización con la cual uno conecta con los valores que promueve, pero la verdad sentía que era poco probable trabajar desde adentro, y mi primer contacto más directo fue cuando ya estaba ejerciendo mi función en el Gobierno, ya que trabajaba mucho con el sistema ONU en Uruguay, y varias agencias como el Fondo de Población de la ONU (UNFPA), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD). Teníamos bastantes iniciativas en común, entre ellas un proyecto nacional en temas vinculados a salud mental y bienestar de adolescentes y jóvenes. Fue a partir de estas líneas de cooperación que fui entendiendo el funcionamiento de las Naciones Unidas”, relató el subsecretario.

Mientras desempeñaba su cargo como director de juventud en Uruguay, se postuló para presidir la primera Oficina de la ONU para la juventud, destinada a visibilizar el potencial juvenil, que se gestó en 2022 tras votación de la Asamblea General y que necesitaba un líder joven, pero a su vez con experiencia y trayectoria afín. 

“Mi objetivo era contribuir a que la organización mantenga una conexión óptima con las personas jóvenes, que ponga en el centro a las nuevas generaciones; no solo oírlos sino también en el rol de colaboración y participación, que es lo que estamos haciendo con mi equipo de trabajo”.

“Cuando me postulé, era más un sueño que algo real, y luego de un proceso de casi ocho meses, yo estaba terminando mi maestría en administración justo en unas semanas de intercambio en la Universidad de Florida, cuando me suena el teléfono. Logro identificar que era una llamada desde Nueva York, y al atender era Amina Mohammed, la secretaria general adjunta de la ONU. 

Con mucha calidez me confirmó que había sido seleccionado para el puesto, y que en quince días tenía que asumir esa responsabilidad en Nueva York. Enseguida comencé a llamar por teléfono a mi esposa para contarle, ella es odontóloga y estaba con un paciente y no me atendía. Era la única que estaba al tanto de todo el proceso; me apoyó desde el principio, ya que fue una decisión familiar que implicaba un cambio de vida total para los dos. Recién después de varias horas, logré comunicarme y allí planificamos la logística para poder cumplir con los plazos. Finalmente, nos instalamos y comenzó todo un período de transición para conformar el equipo”. 

Conformar y liderar una oficina nueva con tan solo 32 años 

Al Felipe asumir su puesto, se transformó en el oficial senior más joven en la historia de las Naciones Unidas. Su primer encuentro con el Secretario General, António Guterres, fue durante la COP28, en Dubái, donde mantuvieron una reunión de presentación muy cordial en la cual Guterres resaltó la importancia que tenía para la ONU el involucramiento de la población joven y su responsabilidad frente a la construcción positiva de la agenda mundial.

Fue en ese entorno de la Cumbre climática, donde sintió la expectativa que existía por parte de las organizaciones juveniles, pero también de los Estados Miembros, con respecto al compromiso que esta nueva oficina debía asumir.

 “El primer año fue orientado a entender los desafíos, a conformar el equipo, a identificar cómo aportar valor agregado a la labor de las entidades de jóvenes y a los Estados, posicionando a la oficina como un punto de encuentro entre partes, para visibilizar agendas”.

 En cuanto al reto de consolidar una entidad ONU con tan corta edad, Felipe le otorga mucho crédito a su equipo de trabajo, y a su vez reconoce que el propósito de la oficina para asuntos de la juventud es de colaboración, de divulgar y hacer visibles los intereses y preocupaciones de todos los jóvenes del mundo. 

“Yo creo que nuestro objetivo debe ser el de posicionar la agenda de los jóvenes. Sus voces son muy heterogéneas y diversas, y cuando uno habla de agenda de juventud, habla de un movimiento muy grande que abordamos desde tres dimensiones centrales”.

Tres agendas de la juventud

La agenda de participación

Felipe Paullier subraya que es imperiosa la necesidad de que las nuevas generaciones logren ser consideradas en los ámbitos de toma de decisiones. “Es en la agenda de participación donde tenemos, como claro ejemplo, el espacio que denominamos “la brújula juvenil”, a través de la cual conectamos diversos esfuerzos que se están haciendo para vincular a la sociedad civil con las Naciones Unidas, creando escenarios innovadores donde los jóvenes se sientan representados, parte de los espacios de poder y que sus preocupaciones sean consideradas y atendidas. 

La agenda en el ámbito de la paz y la seguridad

“Creo que, ante la situación actual global, con la mayor cantidad de conflictos activos desde la Segunda Guerra Mundial, hemos visto como los jóvenes han liderado procesos de exponer la agenda de paz, exigiendo a los gobiernos terminar con las guerras”. Por este motivo, recalcó Paullier que, desde la Oficina que él preside, consideran que el involucramiento de la juventud en este contexto es realmente cada vez más indispensable.

La agenda de salud mental y bienestar 

El tercer tema que se destaca entre las preocupaciones es la salud mental y el bienestar es la evidente desconexión entre lo que los jóvenes están pidiendo y la respuesta de las instituciones a esos reclamos. 

El subsecretario general aseguro que la salud mental y el bienestar juvenil son “pilares para el presente y el futuro”. 

“Hoy millones de jóvenes en todo el mundo enfrentan una crisis silenciosa que atraviesa todas las dimensiones de su vida: la desesperanza en el futuro, una cultura digital marcada por discursos de odio y distorsión de imagen, la falta de oportunidades en educación, empleo y vivienda, la crisis ecológica y la ausencia de espacios de cuidado y conexión. Todo esto genera ansiedad, depresión y, en los casos más graves, pérdida de sentido y suicidio”. 

Por ello, están impulsando una Iniciativa Global de Salud Mental y Bienestar Juvenil, que en pocos meses ya reúne a más de 600 organizaciones lideradas por jóvenes en más de 80 países, impactando a más de 13 millones de personas (81% de ellas jóvenes). Esta iniciativa combina el empoderamiento de las juventudes con la conexión a redes internacionales de salud mental y organismos internacionales que trabajan en el territorio, como UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

“Al mismo tiempo, avanza en la incidencia política para que cada vez más Estados reconozcan la salud mental juvenil como una prioridad y desarrollen políticas que respondan a esta necesidad urgente”, agregó. 

La salud mental en tiempos de redes sociales

Entre los factores identificados como influyentes en las frustraciones juveniles, se mencionó la mala utilización de las redes sociales. 

“El foco está puesto en cómo nos relacionamos con la tecnología en un mundo que ya cambió, y no tiene ningún sentido ponerse en contra de transformaciones que ya se han dado y que forman parte de la vida de todos nosotros, como son las redes sociales. 

¿Qué hacer frente a un mundo en el cual estamos más interconectados que nunca, pero al mismo tiempo también mucho más aislados?

Esa es la dicotomía que estamos viviendo en esta época. Las redes sociales constituyen un enorme desafío, porque terminan siendo burbujas donde uno solo se vincula con personas que piensan igual, por el hecho de cómo están diseñados los algoritmos de estas redes; eso provoca muchas veces que se polaricen más los discursos, pero además que se saque provecho del anonimato a la hora de difundir mensajes agresivos. 

De ahí la necesidad de que haya más espacios de encuentro para fomentar el diálogo entre personas, porque en esos espacios digitales el dialogo no existe, hay solo posicionamientos y no se escucha al otro, se confronta”.

En este sentido, Felipe Paullier resaltó que hay una necesidad muy fuerte de volver al origen de la ONU, y en estos 80 años de existencia, “cuando uno busca respuestas seguramente las encuentra en la Carta de las Naciones Unidas; allí está marcada la esencia de la organización, que es el encuentro, el diálogo, la celebración de que ser distintos es un valor, y que hay retos para enfrentar en conjunto entre países”.

Para finalizar su reflexión, fue muy contundente y aseguró: “Los jóvenes ya están haciendo su parte, los pequeños cambios individuales, si se suman entre sí, son los que en definitiva mueven las agendas globales”.